El héroe de trágico en el western. El género y sus límites
- BENAVENTE BURIAN, FRANCESC XAVIER
- Núria Bou Doktorvater/Doktormutter
Universität der Verteidigung: Universitat Pompeu Fabra
Fecha de defensa: 27 von Februar von 2008
- Domènec Font Blanch Präsident/in
- Xavier Pérez Torío Sekretär/in
- Vicente J. Domínguez García Vocal
- Xavier Antich Vocal
- Patxi Lanceros Méndez Vocal
Art: Dissertation
Zusammenfassung
La película My darling clementine (1946) es el primer western realizado por John Ford después de la Segunda Guerra Mundial. En ese film se perfilan los trazos de una nueva configuración del héroe del western, situado súbitamente ante una interrogación fundamental sobre el sentido de sus actos. La muerte aparece como dato irrenunciable que constela entorno a esta nueva figura. La duda ontológica, sustanciada en la pregunta inaugural del monólogo de Hamlet, se muestra como límite que el héroe debe afrontar. El género y los cuerpos que lo recorren se piensan en esta película y lo hacen de manera evidente a través de lo que denominamos "escena trágica", allí donde el héroe debe hacerse cargo de la palabra trágica y asumir su nueva condición. Tomando este momento fulgurante como centro proponemos redefinir el edificio del género y el trayecto del héroe del western no tanto a partir de sus atributos clásicos como de sus estados de crisis; sus movimientos "sísmicos". Para ello es necesario un doble movimiento: de un lado, una genealogía del héroe trágico nos informa del western como termómetro de la historia y depósito de las transformaciones de la historia del cine; por otra parte, se plantea la gestión del límite, sus posibles transgresiones así como la metamorfosis y supervivencia del género como sistema ¿Qué ocurre con el héroe una vez que vislumbra el confín del sentido? Si el recorrido muestra una línea desde el repliegue trágico hasta al horizonte de la desaparición, a partir de ahí se esbozan dos vías posibles: la ruptura del límite por exceso, con la hiperbolización y la inflación formal como sustitutos del sentido; o bien la quiebra por desactivación y déficit de figuración. La tendencia hacia el vacío y el absurdo postrágico desdibuja los contornos del género hasta provocar la crisis. La tarea de todo cine posterior será entonces la reconfiguración de las fronteras, lidiar con el concepto de límite e intentar reanimar un cuerpo muerto. La reactivación del género después de la ruptura de su marco de sentido pasará por convocar el espectro del héroe, figura emblemática reanimada en las dinámicas de transmisión, o en su retorno como cuerpo posmoderno reconstruido a partir de los fragmentos y las energías del pasado.