Hacia una nueva Paideiael reto de estudiar en la universidad en la edad adulta como campo experiencial

Resumen

La investigación llevada a cabo trata sobre los relatos de vida de diez personas que han estudiado en un centro de educación para personas adultas. La parte metodológica, por tanto, tiene que ver con los métodos cualitativos. Las técnicas utilizadas para la recogida de información han sido las entrevistas en profundidad, las entrevistas escritas y los debates por medio del cine-forum. El desarrollo de la investigación ha puesto de manifiesto las fisuras del propio sistema de enseñanza y las dificultades que el alumnado se va encontrando a lo largo de su formación. Dado que los relatos de vida comienzan en la infancia del alumnado, hemos desarrollado una puesta en común entre sus vivencias y los agentes socializadores presentados como instituciones (familia, escuela e iguales); más tarde, se desarrolla la parte de la juventud y la entrada en el mundo laboral. En otra segunda fase, hemos puesto en diálogo determinadas categorías filosóficas como son el acontecimiento y la idea social de éxito, con las apreciaciones de las personas participantes, para darnos cuenta que la educación -y no solo la de personas adultas- debe romper el molde que la oprime y plantearse dos cuestiones novedosas: la primera de ellas, sería colocar el foco de importancia en el sentido inverso, es decir, orientar la educación como un proceso que vaya desde los microsocial a lo macrosocial, consiguiendo con ello cambiar la parte opresora de la práctica educativa que no es ni más ni menos que la propia estructura burocrática y la superestructura ideológico-moral. Con esta novedosa mirada la educación se convertiría en un proceso que se va gestando desde los protagonistas reales de la educación que son el alumnado. La segunda cuestión, sería la posibilidad de tener más en cuenta los contextos exteriores a la escuela en los que le alumnado está inmerso y que dificulta la estabilidad escolar de los y las menores. Es ese contexto el que, en muchos casos, dificulta su progreso escolar. Además, la escuela debería también aceptar nuevos contenidos que sí sean representativos del grupo de personas que acuden a ella y no unos contenidos "universales" que perjudican a unos y benefician a otros según su cultura, género, raza, identidad sexual o clase social. Para finalizar la investigación, proponemos una serie de líneas de fuga sobre las que proponer una mejora común en una educación "otra" que no sea conclusa y que esté siempre en proceso de cambio.