Apoyo social y trastorno mental severored social en una muestra de usuarios que viven en la comunidad

  1. Omar García-Pérez 1
  1. 1 Universidad de Oviedo
    info

    Universidad de Oviedo

    Oviedo, España

    ROR https://ror.org/006gksa02

Libro:
Pedagogía social: acción social y desarrollo
  1. Karla Villaseñor Palma (coord.)
  2. Laura Pinto Araújo (coord.)
  3. Mónica Fernández Álvarez (coord.)
  4. Claudia Guzmán Zárate (coord.)

Editorial: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

ISBN: 978-607-487-974-2

Año de publicación: 2015

Páginas: 1084-1101

Congreso: Congreso Iberoamericano de Pedagogía Social (4. 2015. Ciudad de Puebla)

Tipo: Aportación congreso

Resumen

La investigación demuestra que el apoyo social (AS) influye en la salud, bienestar y recuperación de las personas con trastorno mental severo. Por otro lado, el alojamiento con apoyo para personas con trastorno mental severo supone un elemento básico para la recuperación del proyecto vital de sus usuarios y si inclusión y participación social. El objetivo del trabajo es analizar la red de apoyo social en una muestra de 21 personas con trastorno mental severo que residen en las viviendas supervisadas existentes en el Principado de Asturias (España), su nivel de satisfacción con la misma y la mejora de su red desde que viven en los alojamientos con apoyo. Se utilizan el Cuestionario de Apoyo Comunitario y la Entrevista Mannheim de Apoyo Social. La técnica utilizada es la entrevista a los propios usuarios. La red de apoyo social de los usuarios está compuesta, de media, por 7 personas, de las que casi la mitad corresponden a gente del programa residencial, ya sean compañeros de piso o personal trabajador del mismo. Posteriormente, está el ámbito familiar, destacando la poca presencia de amigos de confianza. Los usuarios presentan una media de 4 personas que componen su red de apoyo psicológico cotidiano, poco más de 2 en el apoyo instrumental cotidiano, 5 personas en el apoyo instrumental en crisis y 3 en el psicológico en crisis. Se concluye que los usuarios de las viviendas supervisadas siguen teniendo unas redes sociales deficientes y, en la mayoría de los casos, preferentemente dentro del programa, y todavía muy vinculados a los sistemas formales de salud mental. Los programas residenciales están más basados en el entrenamiento, pero no promueven una verdadera inclusión social. Esto significa que el cambio de modelo comunitario sólo ha significado un cambio de estructura, y no el cambio transformador pretendido.