Estrategias de aprendizaje para la elaboración y producción de discursos expositivos y narrativos orales en español como lengua extranjera

  1. Cerero Ayuso, Juan Guillermo
Dirigida por:
  1. Ana Blanco Canales Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Alcalá

Fecha de defensa: 30 de mayo de 2014

Tribunal:
  1. María Ángeles Álvarez Martínez Presidente/a
  2. Ana María Halbach Secretario/a
  3. Enrique Aletà Alcubierre Vocal
  4. Lourdes Díaz Rodríguez Vocal
  5. Alfredo Ignacio Álvarez Menéndez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 120282 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

Las propuestas metodológicas actuales, en lo que a la enseñanza de lenguas respectan, tienen como punto central el desarrollo de las destrezas orales en el aula, teniendo por objeto que el estudiante llegue a ser competente en el uso de la lengua. Ello quiere decir que la labor docente tiene como fin último adquirir paulatinamente las competencias lingüísticas necesarias para ello, a saber, la gramatical, la léxica, la pragmática, la sociolingüística, la comunicativa, etc. A estas competencias generales de la lengua cabe añadir la estratégica, que cobra especial interés en las últimas tendencias metodológicas. Tal es así, que cualquier diseño curricular actual que se precie ha de prestar atención al componente estratégico como un elemento más que desarrollar en las aulas de lenguas en particular. Con ello se pretende hacer al aprendiz de lenguas un hablante estratégico que pueda, por un lado, desenvolverse en un acto de comunicación con sus propios recursos lingüísticos, y por otro lado, que sea capaz de reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje, y de ese modo, fomentar tanto la autonomía como el deseo de aprender durante toda una vida. Sin embargo, muy raras veces se presta atención en los manuales o en los programas de español como lengua extranjera a este componente del aprendizaje estratégico y a su implementación en el aula de manera sistemática y al mismo nivel que el resto de elementos curriculares como pueda ser la enseñanza de gramática o léxico, por citar algunos de ellos. Así pues, cuando nos surge la pregunta de qué es lo que distingue a un buen estudiante de lenguas del que no lo es, la respuesta puede residir precisamente en el desarrollo de las estrategias que permitan la consecución de las tareas de lengua de manera efectiva al poner en marcha los mecanismos cognitivos, metacognitivos y socioafectivos necesarios para ello. De esto se desprende que del mismo modo que enseñamos a los estudiantes de lenguas unos contenidos gramaticales, de léxico o fonéticos, no hemos de olvidarnos del motor que puede hacer que esos contenidos relacionados con la lengua en uso puedan llevarse a cabo con mayor éxito, es decir las estrategias de aprendizaje. De esta manera, se obtiene como resultado aprendices de lengua con un incremento de la competencia comunicativa. A este fin se puede llegar de mejor manera si, como proponemos en este trabajo, se integran las estrategias de aprendizaje en el currículo, que en nuestro caso se centra el desarrollo de la expresión oral en textos argumentativos y expositivos, y ver además, si por medio de las estrategias la competencia comunicativa se ve beneficiada, o incluso, determinar en qué medida el desarrollo del componente estratégico tiene una incidencia positiva en otras destrezas lingüísticas, como puede ser la escrita. En este sentido, la labor del profesor de lenguas en un enfoque centrado en el proceso es el de fomentar el hábito de poner en marcha unos mecanismos de actuación que permitan al aprendiz enfrentarse con la tarea de comunicarse de manera más productiva, a la vez que le sirva como experiencia de aprendizaje en aras de mejorar su propio rendimiento. En este enfoque de enseñanza centrado en las estrategias de aprendizaje la figura del discente cobra especial relevancia al estar centrado, como ya comentáramos, en la acción y en el propio individuo. Sin embargo, no hay que olvidar que el docente ha de ser un guía en el proceso de aprendizaje y que paulatinamente va cediendo terreno en favor de la autonomía de aprendizaje del estudiante, por lo que el conocimiento de las estrategias de aprendizaje por parte de los profesores se erige también como fundamental si se quiere conseguir estudiantes competentes desde el punto de vista estratégico. Esto quiere decir que los profesores tienen la responsabilidad de convertir a los aprendientes en sujetos estratégicos. En esta tesis se lleva a cabo una revisión de los principios teóricos necesarios para tener conocimiento sobre el desarrollo y puesta en marcha de las estrategias de aprendizaje en el aula como parte integrante del programa y con el objetivo de ver si la mejora de la competencia estratégica tiene una repercusión positiva en la competencia comunicativa y en la expresión oral. Cabe añadir que se incluye información útil relacionada con los estilos de aprendizaje, factores que influyen en el desarrollo de estrategias, además de una taxonomía de las mismas que tienen cabida dentro del campo de las destrezas oral relacionadas con la expresión oral. Respecto a la metodología de investigación, seguimos los planteamientos teóricos propuestos por la investigación-acción en el aula de acuerdo con estudiosos del tema como Latorre y Elliot entre otros. El propósito no es otro que el de mejorar la acción educativa en el aula mediante la observación, reflexión y análisis de situación, con la meta de encontrar una solución que permita dar respuesta a situaciones propias de la actividad de la enseñanza en el aula y mejorar su práctica. En este contexto, profesor y alumno se sitúan en la perspectiva del observador y actúan de manera conjunta siendo partes centrales y vitales de una misma realidad. Para ello se han empleado instrumentos de toma de datos como los cuestionarios, los diarios de aprendizaje, contraste de fuentes, entrevistas, etc. De este estudio se desprenden dos aspectos a tener en cuenta. Por un lado, que el desarrollo de manera sistemática e integrada en el programa de lenguas de estrategias mejora de forma sustancial la expresión oral, y por ende, de la competencia comunicativa por varios motivos: favorece el aprendizaje autónomo, maximiza los recursos de lengua disponibles y potencia los aspectos socioafectivos. Por otro lado, que su integración en el currículo de lenguas tiene igual cabida que el resto de componentes relacionados con la lengua.