Estudio de la enfermedad del rey fernando vi
- Fernández Menéndez, Santiago
- Julio Bobes García Director
- Víctor Manuel Álvarez Antuña Co-director
Universidade de defensa: Universidad de Oviedo
Fecha de defensa: 10 de xaneiro de 2020
- María Paz García Portilla González Presidenta
- Isabel Menendez Miranda Secretario/a
- Luis Hernández Echevarría Vogal
- Sergio Calleja Puerta Vogal
- Juan Díaz Álvarez Vogal
Tipo: Tese
Resumo
Fernando VI fue rey de España entre 1746 y 1759. Durante su último año de reinado, Fernando VI fue perdiendo de manera rápidamente progresiva sus capacidades mentales y se recluyó en el castillo de Villaviciosa de Odón hasta su muerte el 10 de agosto de 1759. Ese periodo de tiempo entre agosto de 1758 y agosto de 1759 se conoce en la historiografía como el año sin rey, por la ausencia de la figura real como gobernante. La enfermedad de Fernando VI es un hecho histórico de gran interés. Sin embargo, no es especialmente conocido ni ha sido investigado en profundidad. Gran parte de los trabajos hasta ahora apuntan a una posible enfermedad psiquiátrica como causa de la enfermedad, concretamente un episodio depresivo en el contexto de un trastorno bipolar de fondo. Esas afirmaciones se sustentan sobre todo al empezar la enfermedad de Fernando VI a manifestarse claramente tras el fallecimiento de la reina, a la cual el rey estaba muy unido. También se apoyan en el diagnóstico de uno de los doctores que lo atendió, el doctor Andrés Piquer. No obstante, aunque sí hay trabajos que analizan otras fuentes de información que vienen de otros testigos, estos generalmente parten de historiadores que no realizan una aproximación clínica a ojos de la medicina actual. Mientras que los trabajos que investigan la enfermedad desde un punto de vista más médico, son escasos en cuanto a las fuentes de información que utilizan. El análisis de todos los documentos publicados hasta ahora sobre la enfermedad de Fernando VI, permite ver una serie de debilidades acerca de las hipótesis planteadas, al igual que se intuye que puedan existir múltiples fuentes de información primaria más allá de lo escrito por el doctor Andrés Piquer. Por esas razones se decide una investigación bajo la hipótesis de que la enfermedad que sufrió Fernando VI en su último año de vida se puede explicar por un trastorno orgánico, probablemente de origen neurológico. Esa investigación tiene varios objetivos: primero, analizar cuantas fuentes de información primaria existen en los archivos documentales que hablen sobre la enfermedad de Fernando VI. Segundo, obtener, en la medida de lo posible, una historia clínica sobre la evolución del rey durante su enfermedad. Tercero, analizar los diferentes síntomas que sufrió el monarca durante el año sin rey. Cuarto, analizar los cuidados terapéuticos realizados al monarca. Quinto, realizar una aproximación clínica de toda la sintomatología. Finalmente, intentar establecer un diagnóstico sindrómico y etiológico de la enfermedad, en la medida de lo posible. La investigación se realizó en base a una amplia investigación documental en varios archivos españoles. En total se transcribieron para su estudio 1176 documentos de múltiples testigos del aquel evento histórico. Los testigos principales que más información aportan son el doctor Andrés Piquer, el infante don Luis y el ministro Ricardo Wall. El análisis de la documentación permite obtener una historia clínica detallada, donde se concluye que Fernando VI sufrió un trastorno rápidamente progresivo. Ese trastorno se caracterizó por una desorganización conductual con impulsividad, potenciación de sus rasgos de personalidad previos y una conducta alimentaria errática; un deterioro cognitivo con pérdida precoz de capacidad de juicio hasta llegar a una demencia severa, y crisis epilépticas de semiología focal frontal derecha. Además, el monarca sufrió importantes complicaciones médicas sobreañadidas que le llevaron a una situación de caquexia extrema con úlceras por encamamiento. Finalmente, Fernando VI falleció en el contexto de una descompensación epiléptica severa que empezó a tener a principios de agosto de 1759. No se puede establecer una etiología a la enfermedad de Fernando VI al tratarse de un evento lejano en el tiempo, y la ausencia total de lo que hoy se considera un estudio complementario reglado. No obstante, desde el punto de vista sindrómico sí se puede establecer con un alto nivel de certeza que Fernando VI padeció un trastorno neurológico focal frontal derecho rápidamente progresivo. La hipótesis del trastorno depresivo parece muy poco probable a raíz de una historia clínica no congruente. Sin duda, Fernando VI debió de sufrir mucho durante su enfermedad, los médicos solo demostraban su ignorancia diagnóstica y terapéutica, y todo ello empeoró las tensiones políticas que se dieron en el contexto de un rey absolutista, sin descendencia y en una situación de incapacidad para gobernar.