Virus del papiloma humano y cáncer de cérvix. Factores virales de progresión
- María Oña Navarro Director/a
- Marta Elena Álvarez Argüelles Codirector/a
Universitat de defensa: Universidad de Oviedo
Fecha de defensa: 18 de de novembre de 2016
- José Agustín Guijarro Atienza President
- José Luis Pérez Sáenz Secretari/ària
- Raúl Ortiz de Lejarazu Leonardo Vocal
Tipus: Tesi
Resum
La infección por el VPH es la infección de trasmisión sexual más frecuente a nivel mundial y es una condición necesaria pero insuficiente para que se produzca un cáncer de cuello de útero, detectándose este virus en casi la totalidad de los mismos y hasta en el 80% de las lesiones preneoplásicas (CIN III). La infección por este virus puede eliminarse en menos de dos años, siendo una condición indispensable para el desarrollo de cáncer, la persistencia del ADN del VPH en la célula infectada. Los VPH producen infecciones en regiones donde las células del sistema inmunitario son escasas, lo que favorece su multiplicación y progresión. El VPH 16 es el genotipo más frecuente en las mujeres con lesiones más graves y peor pronóstico. Sin embargo, el VPH 16 no es el único genotipo que provoca malignidad. Dentro del genotipo VPH 16 se han detectado distintos linajes y variantes que se relacionan con una peor evolución de las lesiones intraepiteliales. Factores virales como la integración de su genoma, la carga viral, las variantes genómicas o infecciones mixtas, los hacen comportarse de formas diferentes. En este trabajo se estudian estas características virales con el fin de intentar establecer unos biomarcadores que puedan predecir la evolución de las pacientes. Para ello, se seleccionaron 415 muestras de exudados endocervicales pertenecientes a 234 mujeres. De ellas, 177 tenían un seguimiento virológico de la infección por VPH de al menos 36 meses. Las 57 mujeres restantes infectadas con VPH 16 procedían de las consultas de cribado oportunista de VPH durante los años 2011 – 2012. Se revisaron las historias clínicas de las pacientes para conocer su evolución citológica. Se observó que el genotipo más frecuente fue el VPH 16 seguido de los genotipos de su familia α9 VPH, la mayoría incluidos en la nueva vacuna nonavalente. No se observan diferencias significativas entre los distintos genotipos y la edad de las pacientes. Respecto a las lesiones que presentaban las pacientes y su edad se observó que las que tuvieron edades entre 31 y 35 años tuvieron significativamente más HSIL que las menores de 30 años (p=0.02). El 64.4% de las pacientes necesitaron al menos una intervención quirúrgica para eliminar la infección. Las pacientes que presentaban lesiones de alto grado evolucionaron peor que el resto (p<0.0001). Respecto al tiempo de regresión de las lesiones el 33.8% de las pacientes eliminan o reducen su lesión en un tiempo medio de 12.2±9.6 meses. La carga viral de las pacientes que evolucionaron mal tuvieron una carga viral media de 5.12±0.75 logaritmos de copias/1000 células frente a 4.07±0.78 logaritmos de copias/1000 células de las 16 que evolucionaron bien (p=0.0008). La presencia de distintas variantes del VPH 16 se detectaron en pacientes con mala evolución aunque estos datos no fueron significativos. Sin embargo, lo que se constató fue que estas variantes perduran a lo largo del seguimiento. Según los resultados obtenidos, en los protocolos de seguimiento de las pacientes infectadas por VPH se deberían utilizar técnicas que permitan conocer el genotipo y la carga viral del mismo. El genotipo permite saber si es un genotipo con alto riesgo de producir lesiones de alto grado y la variación de la CV adelantaría el pronóstico de la infección. Además una detección de las variantes del VPH 16 puede indicar persistencia de la infección por la misma cepa viral, causa necesaria para el desarrollo del cáncer de cérvix.