Pagar el trabajo del ama de casa es posible. Estudio de la factibilidad del pago al trabajo doméstico por parte de sus beneficiarios directos

  1. ROBLES VILLASEÑOR, MARA NADIEZHDA
Dirigida por:
  1. Esteban Agulló Tomás Director
  2. Elena García Vega Codirectora

Universidad de defensa: Universidad de Oviedo

Fecha de defensa: 16 de febrero de 2009

Tribunal:
  1. José Luis Álvaro Estramiana Presidente/a
  2. Domingo Caballero Muñoz Secretario/a
  3. Julio Rodríguez Suárez Vocal
  4. Alberto Hidalgo Tuñón Vocal
  5. Alicia Garrido Luque Vocal
Departamento:
  1. Psicología

Tipo: Tesis

Teseo: 192001 DIALNET

Resumen

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2002 (ENUT), realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en colaboración con el Instituto Nacional de las Mujeres (INMujeres), son 17 millones 41 mil 857 hogares en esta condición, el 69.6% de todos los hogares en México; en los que viven 79 millones, 342 mil 272 personas, el 78% de la población. De esta población, 19 millones 765 mil 281 personas, a las que llamaremos "ejecutores del trabajo doméstico", dedican al menos 40 horas a las tareas de su hogar". La abrumadora mayoría son mujeres. Y 59 millones 576 mil 991 personas destinan menos de esa cantidad, siendo el promedio de 7 horas semanales. La mayoría son hombres. Éstos últimos serán llamados "beneficiarios directos" del trabajo doméstico. Señalado lo anterior, este trabajo tiene como objeto general el conocer la factibilidad económica de que los beneficiarios directos del trabajo doméstico a jornada completa paguen en efectivo la cuarta parte de su valor. Se parte de la premisa de que actualmente existe un trabajo no pagado que debería serlo: el trabajo doméstico. El no pago de este trabajo es consecuencia de las inequidades en la distribución de roles al interior del hogar y origen, al menos en parte, del problema de género. Para esta investigación, la desvalorización de las mujeres pasa por el no reconocimiento de las actividades que realizan. Su falta de poder, pasa por su falta de dinero. Por ello se elaboró una propuesta de pago al trabajo doméstico en el propio hogar, en el que los obligados serían todos aquellos que se benefician de él, es decir: en principio, la propia ejecutora; después, los familiares y relativos que residen en el mismo hogar, es decir, los beneficiarios directos; seguido de las empresas, empleadoras de los beneficiarios directos, que reciben la fuerza de trabajo reproducida sin costo adicional alguno al salario; y finalmente el gobierno en representación de la sociedad, por ser el trabajo doméstico un pilar de la economía mexicana (cuyo valor es equivalente al 21.5% del PIB) y porque los déficits sociales y las ineficiencias del gobierno recaen poderosamente en más trabajo doméstico