Evaluación económica del tratamiento sustitutivo renal en España

  1. Villa Valdés, Guillermo
Dirigida por:
  1. Francisco Ortega Suárez Director/a
  2. Pablo Rebollo Álvarez Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Oviedo

Fecha de defensa: 25 de enero de 2013

Tribunal:
  1. Laura Cabiedes Miragaya Presidenta
  2. Teresa Ortega Montoliu Secretario/a
  3. María Dolores Arenas Jiménez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 335959 DIALNET lock_openRUO editor

Resumen

La insuficiencia renal crónica (IRC) se define como la disminución del filtrado glomerular inferior a 60 ml/min/1,73 m2 o como la presencia de daño renal persistente durante al menos 3 meses. En su etapa terminal (IRCT), el paciente con IRC requiere tratamiento sustitutivo renal (TSR). Las principales modalidades de TSR son la hemodiálisis (HD), la diálisis peritoneal (DP) y el trasplante renal (Tx). En 2010, la incidencia y prevalencia en España de pacientes en TSR fue de 119 y 1.033 casos por millón de población, respectivamente. Se estima que el coste del TSR en España representa entre el 1,6% y el 2,5% del gasto sanitario público. La evaluación de tecnologías sanitarias es un campo multidisciplinar que analiza las implicaciones médicas, sociales, éticas y económicas de la adopción de una nueva tecnología. En esta tesis doctoral, se presenta una evaluación económica del TSR en España. Se han analizado los costes del TSR para el Sistema Nacional de Salud (SNS) y se ha aproximado la carga de la IRCT para la sociedad. Se ha evaluado la eficiencia de intervenciones de aumento en la proporción de pacientes incidentes programados en diálisis y también de intervenciones de disminución en la proporción de pacientes que vuelven tardíamente a diálisis tras el fallo del injerto renal. En 2010, un 0,1% de la población española se encontraba en TSR. La mitad de esos pacientes eran portadores de un trasplante funcionante y un 45% de los pacientes estaba en HD, mientras que la DP tenía una prevalencia mucho menor. El trasplante es la modalidad de TSR menos costosa a partir del segundo año. Respecto a las modalidades de diálisis, la DP presenta menores costes directos e indirectos que la HD. Los pacientes incidentes programados en HD muestran un coste del acceso vascular inferior a los de los pacientes no programados y también unos costes indirectos menores. El TSR supone un coste anual agregado elevado para el SNS, de unos 1.400€ millones anuales (un 2,2% del gasto sanitario público en 2010). La carga de la IRCT para la sociedad española ronda los 1.800€ millones anuales. Casi la mitad de los pacientes españoles incidentes en diálisis son pacientes no programados. Un incremento en la proporción de pacientes programados proporcionaría un menor coste por paciente y mejores resultados en salud (intervención dominante) que la actual situación en España. Por su parte, un aumento en la proporción de pacientes incidentes programados en DP no sólo resultaría una intervención dominante, sino que sería un factor clave para lograr una reducción en la carga de la IRCT para la sociedad española. Tanto desde el punto de vista clínico, como desde un punto de vista de económico, las autoridades sanitarias deberían promover el inicio programado en diálisis y particularmente el inicio programado en DP. La práctica totalidad de los pacientes españoles que sufren fallo del injerto vuelven a diálisis de manera tardía. Además de una mayor morbilidad y mortalidad, estos pacientes presentan una mayor necesidad de fármacos y una mayor frecuencia de hospitalizaciones que los pacientes que vuelven a diálisis oportunamente. Si comparamos la situación actual en España con un escenario ideal en el que todos los pacientes con fallo del injerto vuelven de manera oportuna a diálisis, se incrementarían ligeramente los costes directos médicos debido a la mayor supervivencia alcanzada, pero se obtendrían mejores resultados en salud. Esta intervención resultaría eficiente si se consideran los umbrales frecuentemente aceptados. Si además se tuvieran en cuenta los costes indirectos, el inicio oportuno en diálisis tras el fallo del injerto resultaría una intervención dominante. Las autoridades sanitarias deberían promover, por tanto, la vuelta oportuna a diálisis tras el fallo del injerto, mediante la inclusión de recomendaciones específicas para este grupo de pacientes dentro de las guías existentes y proporcionando, además, una adecuada información al paciente.